martes, 7 de junio de 2011

por donde amargan: una idea simple


Ahora voy y me acuerdo de una genial frase del maestro Azcona que decía el personaje del marqués que bordaba Luis Escobar en La escopeta nacional: “¿Qué pasa, que mi hijo se ha tirado a una guarra?, pues se dice cuánto se debe y ya está”. A mí me suena que esto tan fino es lo que le responde Alemania a España con eso del pepino españolete y sus calumnias (la palabra calumnia parece un poco antigua, pero mola y sobre todo es muy precisa). Claro, que cuando en lugar de pedir una disculpa de rodillas, un peregrinaje Munich-Santiago o algo más grave, como una dimisión sin ir más lejos -que se supone que es un mecanismo de eso que se llamó democracia en ciertos momentos, ay, del siglo pasado-, se negocia un tanto por ciento, acabarán sacándonos por casi nada una libra de carne como a ese mercader de buena voluntad que operaba en Venecia mucho (¡mucho!) antes de la Unión Europea.

Pero, como dije, somos mediterráneos. En la anterior entrada (ver anterior entrada, por favor, que era cortita, pero sólo de tamaño) ya estaba mosqueado. Debe ser en homenaje a mi tío Abilio que se fue a Colonia a trabajar cuando yo era pequeño y España todavía no se creía el primer mundo ni contaba el número que ocupaba dentro del g-leches, y le trataron más o menos como aquí a los marroquíes. Bueno, no, un poco mejor, porque vino al menos con tanto dinero como el que tenía cuando se fue o un poco más (no mucho, no lo suficiente para vivir como dios ni poner un negocio). Y los mediterráneos, ya se sabe, no somos de fiar porque una rayita de nada nos separa de África, somos indisciplinados y cometemos el pecado de disfrutar de ciertos placeres de la vida que los tudescos sólo disfrutan cuando se jubilan bien en paraísos baratos, por ejemplo nuestras islas. A buenas horas, hijos, aunque os salga gratis nuestra seguridad social, esa que queréis que, poco a poco, eliminemos, como tantas otras cosas.

Pero no es paranoia. Ni siquiera desprecio. Los planes simples siempre son los mejores. Y todo esto es un plan muy simple. Lo mismo hasta me equivoco, pero yo lo veo de lo más ingenioso y plano:
Para empezar, primer error: se dice que ahora la economía manda en la política. Véase su cachito de historia y se verá que la única razón para la creación de los primeros partidos conservadores era la preservación de los privilegios de una clase emergente en la que se aceptaban jóvenes leones sin escrúpulos, lo cual la diferenciaba de la aristocracia. Dicho así es simple, pero no hay mucho más. Ni es raro, porque los políticos de derechas, o conservadores, o como les queráis llamar, coincidían exactamente con los que ostentaban el poder económico (¿me podéis echar una miradita a, como ejemplo simple, Rodrigo Rato, o como ejemplo organizativo garante de ciertos valores a Solana, para quien crea que soy poco objetivo?).
Otro error a la larga: la organización europea se crea como un mercado solidario. Véase cómo a ciertos incorporados en los 80 (del sur, curioso) como España, Portugal, Grecia… se les insuflan unos ingresos que parecen dignos de Papá Noel (hasta clases de teatro financiaban, que lo sé yo en primera persona) para integrarte en la familia como se podría hacer con el novio pobre de una de las hijas menos favorecidas. Todo sonrisas y pasteles. Luego vendrán las deudas y los cobros.

La actuación es similar a un banco (insistiré en esto) que te da una tarjeta de crédito, supuestamente con bajos intereses, pero situándote siempre por encima de tu nivel adquisitivo.
Y uno (o más de uno, entre ellos España) empieza a presumir. Pero luego, con el pretexto de integrar en la familia a nuevos parientes, nuevos y más pobres, el crédito acaba disminuyendo hasta que ya no hay crédito, o al menos no tanto como había. Pero tú ya no puedes renunciar a tu nivel adquisitivo. Y vas y te endeudas y sigues pensando que la arruga es bella o que la comida viene en cachitos minúsculos.

Luego va y, bajo el dominio de grandes bloques conservadores (USA, Alemania, Francia, Italia, G.Bretaña) llega una crisis, ¡oh, qué sorpresa! Y hay que arreglarla, claro, porque esto si no esto va a ser el 29 y todo el mundo a tirarse por las ventanas de los rascacielos que ya son edificios normales dentro de las ciudades grandes.
Y eso, que floreció con el beneplácito de unos padres que ven jugar a los niños esperando la hora de que crezcan y quitarles los juguetes, eso que se llamo estado del bienestar, tiene que (¡pathos histórico!) pagar las consecuencias.

Mira el mapa de Europa. Mira cómo los pocos gobiernos de centroizquierda son forzados (o mejor dicho se dejan forzar por… ¿puta supervivencia?) a adoptar un sistema que no han usado aún, vamos, neoliberal, y que no sólo atenta contra, sino que tiende a eliminar el estado de bienestar. Es el único precio, se dice, a la crisis. El mapa se va volviendo azul, como por el efecto del añil. Ay.
¿Cuál es la amenaza? ¿Os acordáis de la semejanza con la banca? Dicen: Ahora, para estar a la altura, os ponemos unos deberes que no podréis hacer sin sacrificar buena parte de vuestro potencial (¿quiénes os habíais creído, pepineros?), y os imponemos nuestras propuestas, como los planes bancarios de comisión y ahorro, o si no ¡tendremos que salvaros! ¿Cuál será la compensación de nuestras pérdidas por salvaros? Los intereses que os cobraremos. Todos los bancos han  vivido siempre de los clientes medianamente insolventes, ese es el beneficio de la banca, el miedo a la ruina personal y no a la ruina bancaria (por eso fue un trauma el 29, porque sucedió al tiempo, cosa que no están dispuestos a que vuelva a suceder). Los Estados, pues, ya son Bancos. No hay similitud, hay identidad plena. Los Estados, pues, viven o quieren vivir de otros estados, aunque sean de su misma organización. ¿Cómo que la política se pliega a la economía, cómo que la economía se pliega a la política? ¿Es que hay diferencia? ¿Es que, en sus planes, hay una diferenciación para el futuro? El Estado Banca protege a la Banca, se financia con la iniciativa privada, elimina la igualdad, porque la igualdad, si vas a preguntar a los socios de un banco, no tiene nada que ver con la realidad según se ve detrás de sus amplias vitrinas.

Este mes, además, los pastores se van a reunir. Esperan que balemos las ovejas, aunque nuestro futuro sea ser parte de la bandeja en oferta del hipermercado. Nos piensan dar por donde amargan los pepinos, lo mismo por eso han empezado por ahí.

Tenemos una pequeña oportunidad antes, el 19 de este mes, para gritar al menos que la violación irrita, tal vez la siguiente vez no puedan decir que no es violación porque nos mola en el fondo… y si no, ¿por qué votamos mayoritariamente a los violadores? (Buena pregunta, por cierto).
Yo intentaré cerrar el ojete al pepinazo impuesto. Espero que tú también. Nos vemos por esas calles.

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