domingo, 28 de junio de 2015

no saber perder


No saben perder, pero ¿qué se puede esperar de un partido que no sabe ganar?
Sólo entienden, sólo entendieron siempre, lo más cercano a la falta de democracia: ese cáncer de la democracia, que ojalá se extinguiera, llamado Mayoría Absoluta. Sólo saben, se ha visto y se ve, gobernar por decreto.
En el estado (lo pongo en minúsculas a posta), en cada autonomía, en cada ayuntamiento, del más grande al más pequeño, aunque para ellos sólo tenga el valor testimonial de lo entrañable, nunca de lo justo, esto es así.
A ellos -el PP, claro- siempre les atrajo lo peor de la tradición. Incluso llamar tradicional a lo puramente antiguo; a eso estamos acostumbrados. Entre las malas prácticas de tiempos oscuros (o muy que muy oscuros, que todavía no hemos visto un tiempo del todo claro) está aquella táctica bélica llamada de "tierra quemada". Por eso han dejado los ayuntamientos arrasados no sólo de papeles, sino de compromisos amañados para el futuro, de secretos también, de chafarrinón aquí y allá. Y los ayuntamientos progresistas han respondido estupendamente con esa elegancia de evitar el sambenito inculpatorio a la herencia recibida. ¡Qué alivio! Y cuánto olvido, también, por cierto. Cuando ya no duele la muela uno olvida el dolor y pasa a lo siguiente. Está bien, es forma de vivir y seguir adelante, pero no olvidemos, por favor, del todo esa muela. Llevo años, hasta ayer mismo, oyendo hablar de la herencia recibida en cada ayuntamiento. Ahora, al menos con Carmena, no lo oigo ya. Todo parece deberse a lo que se hace y sobre lo que se trabaja. No se alude, aunque exista, a la mala gestión anterior, a las trampas, no se habla de eso, no se debe hablar, aunque cualquier cosa que haya de salir a la luz no dudo que saldrá a la luz, pero sin que sea ese el trabajo primordial.

No saben perder. El PP, claro está. No supieron ganar. Y tirarán con bala. Dirán que la bala es ideológica y crítica, pero su objetivo será derribar objetivos con las balas. Y, encima, permanecer tras el escudo, como si estuvieran hechos de una mejor materia. Ellos, los oxidados.

Eludí la tentación de escribir al principio sobre comienzos fáciles, sabidos: el desprecio de la valenciana ante sus sucesores vencedores, ese gobierno de oposición en la sombra anunciado por la reina de las sombras madrileñas, los mensajes enarbolados por los que nunca tuvieron respeto a nada y ahora tiran de respeto hablando de insensateces cuando fueron siempre los más insensatos y los más destructivos haciéndose los buenos... Esa soez provocación cotidiana en las televisiones estatales, ese insulto constante desde gente al borde de la imputación contra los imputables si es que cuela... Esa falaz conducta de un gobierno que debería saber que es un gobierno y no un ministerio de gobernación, con un tipo al frente -Rajoy, por si no estaba claro-, que reitera una vez y otra que todo será exclusivamente como él quiere, que hará lo mejor sólo por medio de sus propios medios y que hasta los que están a su alrededor son un mojón molesto en su camino. Y que sólo se irán si se ponen de rodillas ante él, porque la dimisión, siquiera de alguien tan cuestionado, cuestionable, insultable, insultado, ruin y miserable como Wert, sólo puede ser con su permiso. Que quede claro.

Rajoy no es sólo un cabeza de lista, no. Es un galleguito que se cree Napoleón porque un día la Merkel le dio la mano y le dijo que él era un baluarte de su Europa, o así lo entendió él, el pobre hombre mediocre que necesita de esas cosas para sentirse algo. No nos engañemos con respecto al pobre "sopas". Aunque hable así, mientras todos nos reímos, hay por ahí dentro un alma de caudillo. Como no puede ser menos en alguien que encabeza un partido creado por los sucesores de Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de Dios. ¿O es que nos hemos olvidado de quiénes son los que nos gobiernan? ¿Esos que la jodía ciudadanía ha votado por encima de los demás partidos? ¿Hemos olvidado quienes son? ¿Vamos a olvidarnos de quiénes son, aunque hayan perdido votos, esos nuestros vecinos que aplaudieron a Franco? Sus métodos, hijos, hijas mías, son los mismos (disfrazados de hermosa democracia).