viernes, 22 de junio de 2012

no va más


Supongo que apostando en la gran ruleta de un casino, siempre se tiene la sospecha –o la duda si no se trata de un malpensado-, de que el pie del croupier siempre está a la espera de pulsar un mecanismo que indique a la bola dónde caer y dónde no.
Puede que el croupier sea el empleado de un negocio honrado y no nos vaya a engañar. Pero incluso en tal caso suyo es el poder de decidir cuánto rodará la rueda y cuándo los que quieran apostar estén a tiempo o no de hacerlo y según dónde. Suya es la determinación del “no va más”, o el “rien va plus” si el casino es sofisticado, internacional o sencillamente hortera.
Y aun en el caso siguiente, ese de que el croupier sea un colgao al que le dé igual todo, o resulte tan ineficaz como ciertos dirigentes de gobierno, aquél que puso el negocio lo puso partiendo de un axioma que no se queda en frase ni en mero tópico: LA BANCA SIEMPRE GANA.

Puede que ahora nos quieran colocar, cerca de Madrid o Barcelona, quien babee más o más de prisa ganará la concesión, un paraíso de lucecitas y lucezacas precisamente cuando el planeta no aguanta más consumo eléctrico, puede que lo adornen con bellas señoritas sospechosas de jugar el doble juego de la seducción remunerada, puede que nos hagan añorar la boina y la chistorra siempre que se compare con la réplica de la invención de un gángster de crear un sitio corrompido y ficticio en medio de un desierto. Puede. Pero no será tan didáctico como para hacernos ver que LA BANCA SIEMPRE GANA. Eso lo estamos aprendiendo, quien no supiera el verdadero valor de la expresión, a marchas forzadas.

Y por otra parte, uno nota que ya NO VA MÁS, que lo que diga o escriba no es más que un sinsentido: casi lo que piense (esto sólo a ratos, ¿vale?); que hay que convencerse de que las cifras cuentan, que no hay que seguir negando (aunque no lo dejemos de combatir, ya con cansancio) que no sólo tenemos un gobierno de derechas sino que vivimos en un país mayoritariamente de derechas, como mucha Europa, demasiada. Que los griegos votan lo que votan y los españoles volverían a votar lo que votaron hace poco, que eso del 99% sólo es de perjudicados, pero que muchos ven razonable y hasta casi molón que les perjudiquen siempre que al vecino de al lado (ni siquiera de enfrente) se le perjudique más aún.

Por eso los largos silencios.
Por eso la sensación de hacer el tonto.

Un buen negocio, ahora que se alaban las soluciones originales, sería colocar enfrente de ese Casino Universal que gana siempre un puesto de alquiler de pistolas para la sien, tipo película en blanco y negro sobre Montecarlo y hasta con Fred Astaire. De venta, sería perder dinero, porque el cliente no va a tardar mucho en dejar de utilizarla, precisamente por haberla utilizado.