martes, 3 de mayo de 2011

los maripilis de la tierra

Ahora va y resulta que estamos en el medievo. Yo creía que andábamos por el despotismo ilustrado, eso de todo para el pueblo pero sin el pueblo, ya que no hay clases pero existe lo que se llama incluso en los medios eso que se define a sí misma, y ya hay cojones, como la "clase política". Pero no.

Pongo la tele, con lo poco medieval que parece, y veo los desposorios de la princesa plebeya prometida. Eso no importa, puede aplicarse a cualquier momento. Lo malo es que ocupe tanto tiempo/espacio. Pero en fin, con apagar el aparato para evitar destrozarlo..., hecho. Aunque el novio vaya vestido de tío colonial aunque nunca fuese el hombre que pudo reinar (que vaya usté a saber).

Luego resulta que un prestigioso pontífice curó a una monja y después le hicieron un análisis de sangre y se guardaron la ampolla, sin difundir cómo iban ni el azúcar ni el colesterol, y "zas y aparezco a tu lado", digo no, digo que ya es beato, que debe ser una cosa impresionante, y de ahí a la santidad en un par de saltos. Y resulta que tenemos un angelote polaco, aunque escribiera teatro tan mal, aunque Tadeusz Kantor le hubiera vuelto la espalda, y no te digo nada Grotowski por católico y mártir que fuera, pero la Iglesia no, nada de eso, que a la Iglesia estas cosas le reportan un beneficio extra ¡como si cobraran poco! ("¡y empezaron con un pesebre!", que diría Gila).

Y encima van los GAL yanquis, o el Chiknorris, o el Vandán, o el Suasenéguer, o quien sea, y nos trae la noticia del deceso del malvado Saladino. Tierra Santa, vengada de golpe. Terrorismo de estado por un tubo y lágrimas sin cuento con música de pianito de yamaha al fondo. ¡La vida es bella! Y Espe, aunque supone que los moretes terroristas no tuvieron nada, pero nada, que ver con lo que pasó en Madrid, aúna las victorias contra Napoleón y contra el Infiel y, chulapona ella como una isabelita de Valle, se nos va, casi seguro, a los toros.

Pasan, no los días, sino los siglos, para esto.

3 comentarios:

  1. Miedo da, nos agarran por los santos
    los que nos inclinan la memoria
    fingiendo que el pasado es otra gloria
    y el creer en Dios es cura de espantos

    Miedo da los plebeyos de princesas,
    los indigentes ebrios de botines
    flaquean sin creencia, son afines
    al buen mordisco de otras presas

    No se acobarda su asesino, no calla
    no mira de un lado a otro sin prisa
    le carcoma el valor de una medalla

    le enseña al mundo su sonrisa
    Mas vendrá venidera la metralla
    tras la sangre solo queda la ceniza.

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  2. La feria me ha impedido dar señales de vida estos días, pero vi tu comentario en Hoylibro! y me faltó tiempo para meterme con ansias en tu recién inaugurado blog. Y ayer, al leer un artículo de Manuel Rivas en El País, pensé que el rebujito me estaba jugando una mala pasada. Hoy, limpia ya de pecado tras haber hecho una cura a base de agua y ensaladas, he vuelto a leer su artículo de ayer sábado 7 y tu entrada del martes 3 y no dejan de sorprenderme las similitudes. ¿Lo has visto? Te lo copio porque me ha resultado curioso.
    Aprovecho para decirte que me encanta que te hayas lanzado al ciberespacio con tanta valentía y acierto. Un beso desde el sur de una de tus admiradoras.

    En el siglo XVI.
    No sé lo que ocurre ahí fuera, pero en la moderna pantalla de plasma en la que habito estamos en el siglo XVI. No hay aquí documento de civilización que no lo sea también de barbarie. Ver al jefe de Al Qaeda ante un tribunal internacional, como ocurrió con los criminales nazis en Núremberg, sería una victoria para la humanidad. Si lo arrojaron al mar, podrían haberlo dejado caer en una sala penal o en un plató de la Fox. El enigma crea mitos. Una sentencia justa los desmonta. Pero todos los mandatarios se felicitan. Ya nadie habla de avanzar en jurisdicción universal. En coordenadas irónicas, parpadea un aforismo de Mark Twain: "Dios inventó las guerras para que los norteamericanos aprendiesen geografía". El último locus horribilis era Fukushima, tan desenfocada que más que una catástrofe nuclear parece un desarreglo óptico del que nosotros somos culpables. Hemos podido ver con mucha más precisión la poco exótica fortaleza de Abbottabad, adscrita al feísmo internacional. En Fox News cuentan algunos detalles coloristas. Los Laden no devolvían los balones cuando caían en el interior de la finca. Desde niños sabemos cómo es la gente que no devuelve las pelotas. Luego entrevistan a Kissinger, célebre analista medieval. ¿Qué hago aquí? He decidido disfrutar de mi capital televisivo. La media española es de 234 minutos de consumo por persona y día. Alguien se ha estado quedando con mis cuatro horas de pantalla. Así que he decidido anidar en el plasma, mientras observo fascinado el retorno de Wojtyla. Mejora mi calidad de vida. Me ha conmovido la boda real británica, sobre todo por las pamelas y los caballos. En los programas de corazón, recibo información básica de la que antes carecía. Carla Bruni anuncia que ha dejado de ser de izquierdas. Menos mal que nos queda la segunda jequesa de Catar. Así me gusta. Que haya alternativa en el siglo XVI.

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  3. Sanse, menos mal que aunque pasen los días, los años y los siglos para esto, aquí al menos ya podemos "pensar en alto" y yo al menos lo agradezco. Te envío aquí, por si te interesa, el enlace de otro blog, el de mi padre, que como tú recién acaba de iniciarse en esto de los cuadernos de bitácora espaciales.

    http://recovero.blogspot.com/2011/05/pelotazo-escatologico-de-santos-y.html

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