Al leer o escuchar esto, todo el mundo recurre a la ranchera: “rodar y rodar”.
Mi ejemplo no va por ahí, sino por el chache Valle: “Al final, siempre queda el reinar del pobre de pedir, y una piedra en el camino donde tropezar, y caer, y acabar de morir”.
Siempre me pareció un texto muy bello.
Siempre lo hice un poco mío.
A menudo, añoro que se cumpla. Tal vez eliminando lo del pobre de pedir. Cosas del desarrollo patrio. Y el miedo tonto, y la vergüenza.
A menudo, me parecería lo más hermoso. Lo más rápido.
No estoy enviando un mensaje de socorro. No voy a hacer nada que no queráis que haga. Por ahora, por lo menos, no. En absoluto. Espero que el no se mantenga durante mucho tiempo.
¡Mucho! ¡Todos tranquilos!
Lo cual no quita que no me parezca lo más lógico.
Hay momentos en que la vida te cuenta de qué va.
Lo sabías, pero no querías creer que este fuera el momento de enterarte.
El momento acecha en cada momento, porque lo que creías que era verdad nunca será verdad, al menos según quién.
Y va y... “¡toma!”, te da una buena colleja.
Y te parece tonto pensar en kilos, en futuro ¡a tu edad!, en relaciones, en personas incluso, sobre todo en ti.
Y te parece tonto pensar en kilos, en futuro ¡a tu edad!, en relaciones, en personas incluso, sobre todo en ti.
“I will survive”, que decía Gloria Gaynor.
“Resistiré”, que decía el Dúo Dinámico.
No pretendo alarmar a ninguno/a de los que me queréis, sólo quiero decir, aunque mañana estaré bien, que hoy sólo pienso en lo bien que estaría poder descansar. Descansar mucho. ¡Ay, qué mucho y qué bien!
Hasta mañana, en que me levantaré de buen humor.
Besos.
Besos.
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