Es que se pone uno a
hacer la lista de lo, no ya cuestionable sino grave, y no le cabe en ningún
inventario por mucho que quiera inventar.
Ahora va y resulta que
el 18% de los votantes franceses, que viene a ser el 18% de los franceses ya
que también hay fachas que no votan, son fachas, que es a lo que iba. ¿Quién
nos dice que aquí no hay tantos?
Y más teniendo en cuenta
que, con tal de seguir en el poder, resulta que la llamada derecha democrática
de Sarkozy no lo es. Lo digo así, y no me desdigo. Si alguien, para gobernar,
recurre a los nazis, no tiene perdón. Hay cosas con las que para pactar no
basta ser derechista, es que hay que ser fascista, que no es exactamente lo
mismo aunque ya se ve que la cercanía es más notable de lo que podría parecer.
Si aquí se captura la
televisión pública, se termina con la gratuidad de la medicina, de los
medicamentos, de los miniminiminiminimísimos privilegios de los jubilados, con
la investigación, con las ayudas a los dependientes, con las universidades para
quien no sea niño de papá, si la cultura se considera más o menos comercial y
se eliminan carreras imprescindibles porque la demanda es escasa, si nos suben
la luz, el gas, los combustible, si se sigue expropiando vivienda para dársela
a una banca a la que alimentamos con tributos semejantes a los tributados a los
ídolos paganos, si la monarquía se recachondea, si el poder judicial se pasa la
ley por el forro (y ya no te digo la justicia), si no nos olvidamos de todo el
monto de siega de derechos que supone la llamada reforma laboral, que podría
llamarse ley de alimento del índice de parados, si la iglesia le echa sentido
del humor y pide espíritu de sacrificio ante los recortes, si... si... si...
si.... ya no tiene uno por donde salir, ni casi de qué hablar, porque sólo se
puede hablar de que no sólo el modelo ha cambiado sino prácticamente el
régimen.
Sigo sin decir que no es
sorprendente que la derecha se comporte como derecha, pero... que van muy
deprisa. Vamos, no sólo sin complejos sino con un desparpajo... ¡y una Ineficacia,
por cierto!, porque la confianza de los mercados, la bolsa y la prima de su
prima, van de mal en mucho peor.
Con eso de ser
pastilloso (que no pastillero) crónico, en cuanto pierda el empleo me compraré
un dado con lo que me quede de subsidio o bien de ahorro de última hora, y lo
usaré para decidir cada día si cojo el metro (soy de Madrid, que esa es otra),
como (del verbo comer) algo indecente o me tomo la medicación. Si el dado se
porta, lo mismo voy tirando. Tirando el dado, digo.
Y encima va el 15M y se
divide entre oportunistas que quieren quedarse con el nombre y formar una
sociedad diciendo que son inmensa mayoría (como si se pudiera ser inmensa
mayoría de un movimiento anónimo formado por millones de personas) y los que
resistan. Y la izquierda de cualquier tipo, se divide también. La eterna
historia. La derecha es práctica, lo suyo no es ideología digan lo que digan
sino pragmatismo y saben lo que hacer. La izquierda, sea una u otra, acabará de
nuevo fragmentada si no lo evitamos y matándose entre ellos, entre nosotros,
mientras la derecha mira y se descojona.
La memoria histórica
debería habernos enseñado esto también, que no todo lo que es memoria es
pasado, sino comparación con los males del presente, ¿no?
Creo que muchos coincidimos en este diagnóstico. Pero ¿cómo formular una respuesta válida, viable? No sirven viejos métodos ni un lenguaje reivindicativo que suena ya anacrónico.
ResponderEliminarEstamos atrapados en esta irresistible ascensión del capitalismo salvaje. Nos hemos dejado mecer suavemente creyendo que en este mundo privilegiado nuestro,navegábamos hacia un bienestar cada vez mayor. Pero la codicia de los capitanes no tiene fin. Cargan con todo lo que pueden hasta que el barco se hunde. ¿Cómo se para eso? Habrá que volver a hablar de lo principal, de la vida digna, de preservar la tierra que habitamos, de la importancia de la cultura, de que el tiempo de ocio no sea escaso y no se dedique al consumo...Muchas cosas para recordar, para volver a poner en valor.
Confío en que la gente joven no se deje engañar, porque están viendo las consecuencias de un sistema tan atroz.