Sí, sí, si no digo yo que
no.
Van a toda leche. En
apenas cien días han dejado aparcados los pudores.
Pero... ¿dónde está la
sorpresa?
Empezaron por todo eso
tan católico de equiparar plena femineidad con maternidad y subsiguiente
condena y hachazo con respecto al aborto. Quedan a la espera de lo que diga su
Tribunal para acabar con esa guarrada de los matrimonios entre peras y peras y
manzanas con manzanas. ¿No habían apoyado antes esas manifestaciones
nacional-católicas que decían defender a la familia como si la familia tuviese
sólo una modalidad posible? Pues eso. ¿A quién le puede extrañar esto?
No han tardado en
acelerar la carretilla. El “donde dije digo” que contradice todo lo anunciado
en campaña tiene el pretexto sistemático de que todo es culpa de “la desastrosa
administración del gobierno anterior”. ¿Había alguien que no anticipara ese razonamiento?
Y así se suben los
impuestos, se premia la estafa fiscal, se abarata y facilita el despido, se
bajan los salarios (si un salario se congela pero se suben las horas de
trabajo, se cobra menos por hora... me parece... pero lo mismo es mala
intención), se anula el valor de los convenios, se dan plenos poderes a la
empresa, sobre todo a la grande-grande, se favorece la banca, se habla de nuevos
y sucesivos recortes, y de trabajar teniendo como compañero de puesto a
matusalén.
La investigación que
ahora es precaria, en medios que no en calidad, pasará a ser una pobre
anécdota, la cultura se empobrecerá y será mal mirada... mirada con
desconfianza para más señas...
El presupuesto para
protección a la dependencia ya ha desaparecido. Lo intocable, eso que parecía sagrado y afectaba a sanidad y a
educación será tocado, manoseado o lo que haga falta.
Los elementos más
descarados reclaman que España sea Una, que grande y libre ya lo es en la
conciencia de Nuestro Señor, porque lo que es en otra cosa...
El orden público será de
vara y tente tieso. Tanto que si aplicaran con efecto retroactivo esa bonita
ley que pretende equiparar con la práctica terrorista la convocatoria de una
concentración donde puedan darse problemas de acciones violentas (aunque la
provoque un subnormal, un provocador o un infiltrado), los sindicatos en pleno
irían al trullo por la convocatoria de huelga del 29, dado que hubo lío en
Barcelona. Y millones de ciudadanos en toda España que apoyamos reiteradamente,
y convocamos, a partir del 15M.
La resistencia pacífica
será considerada como no pacífica y penada con cárcel. (¿Volverá el boom del
ladrillo por medio de la incesante erección de edificios penitenciarios para poder
internar tanto preso de conciencia?)
¿Vergonzoso? ¡Claro!
¿Sorprendente? Esa
sorpresa es casi inmoral. Ingenua, como poco. ¿O es que nos habíamos olvidado
de lo que era la derecha? ¿Creíamos que poner en manos de los Populares una mayoría absoluta en el
Congreso y otra en el Senado, dotarle de la administración de la mayoría de
Comunidades Autónomas y un montonazo de ayuntamientos, darle, en fin, un poder
absoluto les iba a provocar un brote de timidez?
Se ha llegado a oír eso
de que lo de la definición de derechas
es concepto obsoleto. Sí, pues mira, ahí lo tienes. La derecha es derecha en cualquier
sitio, pero esta nuestra tiene una particularidad notable. Establecida y ya
asentada la democracia, Aranguren lo tenía claro al decir que la derecha
europea eran los herederos de los que lucharon contra los fascistas en la
resistencia mientras los de aquí eran herederos de los fascistas en el
gobierno. Este partido de derechas no ha nacido en un arbolito, fue creado por
los colaboradores de Franco con el recién fallecido Fraga a la cabeza. Por eso
les pica tanto la memoria de los otros.
Hasta he oído
sorprenderse a algún votante del PP. ¿No es una vergüenza que un votante no
sepa lo que vota? Meter un papelito en una urna es un acto de responsabilidad.
La ignorancia, como dice la ley, no exime del delito. En este caso el delito es
la ignorancia, no la elección de quién te va a mandar.
La democracia, entre
otras cosas, es eso: aceptar que quien no te gusta, ese que te va a joder la
vida, esté en el poder si la mayoría le vota. La aceptación de que, digámoslo
de una vez, vivimos en un país de derechas.
Una última sorpresa
sorprendente, no sé si sincera: aunque no quiera declararlo, el gobierno está
sorprendido de la negativa reacción de los mercados, del ascenso de la prima de
riesgo, los comentarios negativos de Europa aunque alaben el esfuerzo.
No me puedo creer que
gente que gobierna suponga que la decisión de intervenir o no un país dependa
de poner el culo más en pompa en lugar de que decidan si les viene bien o no
intervenirlo. Al fin y al cabo, ciertos elementos como por ejemplo los
franceses, siempre han pensado que nos estábamos poniendo muy gallitos, y los
gallos, por definición y mascota son ellos, que no han dudado nunca de que
Europa termina en los Pirineos.
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