sábado, 31 de marzo de 2012

lo mejor para desgravar


Tantos años dándole vueltas a las tácticas legales para desgravar, lamentando que no haya una ley de mecenazgo decente ni que podamos acceder a ese recurso las personas de renta normalita, acudiendo incluso a ingresar antes de finalizar el año en los planes de pensiones con que nos timan a la larga y a la corta mientras esperan que nos muramos sin cobrarlo (cada vez más fácil si siguen ampliando la edad de jubilación), e incluso sintiéndonos algo culpables por mirar cuánto podríamos restar por colaborar con una ONG.
Tantos años en que rastreábamos, inocentes de nosotros, sin querer faltar a la ley pero viendo dónde poder quitar una migaja a tanto dinero que pagábamos con relación a lo que cobrábamos, tanto que hasta se da la bochornosa circunstancia de tener que declarar, y pagar, por haber recibido un seguro de desempleo. Un lujo, como puede verse.
Pero siempre hemos pensado (y temo que algunos incautos perseveraremos en tales principios) que si reivindicamos sanidad, educación, cultura, infraestructuras... todo de calidad y para todos por el simple derecho que da el habitar, habríamos de dar una buena parte de lo que tuviéramos; incluso cuando, con un sueldo más que irregular, como en mi caso, a veces hubiera que sufrir la paradoja de estar ahorrando para Hacienda.

¡Qué idiotas! Teníamos la solución delante de nuestras narices y no acertábamos a verla. Menos mal que hay un gobierno que por fin nos abre los ojos indicándonos que la mejor manera de desgravar es delinquir.
¡Cuánto tiempo jugamos a las adivinanzas intentando dar con la clave por medio de la cual a las grandes fortunas les daba negativa la declaración y a nosotros positiva siempre! O con devoluciones de broma, en el mejor de los casos. “Oro parece... pláta... no es”. Era oro. Los plátanos, una hora menos si son de los ricos, los que tienen pintas negras, nunca son los dueños de las finanzas.

Los piratas oficiales son los de siempre: los que se bajan de una página los capítulos de Downton Abbey o The Walking Dead que podrían ver también gratis por la tele, ¡qué tiempos aquellos de la cinta virgen de VHS, donde nos forrábamos a almacenar en grupos de 240 minutos programas de la tele sin que a nadie le pareciera mal! Y también son piratas oficiales los otros que ofrecen pelis, series y programas que no encontrarías gratis fuera de ahí. Y los que colaboran/boramos sin delinquir porque la ley aún no nos penaliza.
Los otros piratas, los que cargan el botín (es un sustantivo normal, no pretendo insultar a ningún banquero... aunque ya de paso... ¡no, no, que no!), lo blanquean convenientemente y se lo llevan a otros benevolentes puertos o lo dejan aquí agazapado, esos no son piratas oficiales. Es más, comprendiendo las debilidades naturales que suscita el amasar dinero a tutiplén, el gobernador de la isla les propone el indulto. Ni horca ni cárcel. Sólo unas moneditas del tesoro, algo así como untar a las autoridades... Bueno, es sólo un símil... ¿no?

¡Y esto, fíjate tú por dónde, era el mejor recurso para desgravar! Se abona un humilde diez por ciento, que es mucho menos de lo defraudado o de lo que correspondería incluso por una declaración en regla, y ya estás en el sistema, ayudando a levantar España por medio de haberte guardado durante años lo que necesitaban sanidad, cultura, educación, dependencia... casi todo menos defensa, que ya tiene carros para parar un carro de combate y vender los excedentes sin mirar mucho a quién..., y devolviendo un poquito solamente.

Bonita compensación que se hace a los dirigentes, que han sido buenísimos y van a permitir a esos mismos nopiratas despedir no sólo más barato sino también saltándose convenios.
¿Cuál es la siguiente amnistía?
Desde luego que no para los que no pueden pagar la hipoteca y van a ser deshauciados ni para los que roben un pan. Estamos llegando a “Los miserables”. Lástima que esta vez no haya cancioncillas dentro.

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