domingo, 23 de octubre de 2011

moscas



No sé si me hubiera gustado ver el cadáver de Franco sobre una colchoneta de gimnasio con las manchas secas de la sangre de su muerte pintadas aún en su cara macerada mientras algunos ciudadanos se hacen fotos a su lado como junto al cuerpo de un gorila muerto en cacería.
Espero, francamente, y nunca mejor dicho, que no. Que no me hubiera hecho gracia. Eso espero por mi bien.
Me hubiera gustado verle juzgado, sentenciado, encarcelado. Eso sí. Como a tantos que la bondad y la conveniencia de los generosos dejaron impunes a partir del 75.
Nunca me atrajo, más que como experiencia por lo que aporta de dramatismo al ser humano, por puta deformación profesional, el juicio y ejecución de Chauchesku. Ni el cadáver colgado boca abajo del repugnante Mussolini y de su amante como cerdos en la plaza durante la celebración de la matanza.
¿Soy demasiado exquisito? ¿Soy demasiado hipócrita?
Veo a Obama presumiendo de este final, atribuyéndoselo a sí mismo por si lo que se mueve alrededor fuera poco, y me da un poquito de asco.
¿Quién colocó y mantuvo en su puesto a Gadafi? ¿Quién ídem de ídem en el caso Sadam H.?
Entiendo el cabreo, puede que sea, como dije, un poquito delicado, pero la celebración del linchamiento, que no del derrocamiento, me parece bochornosa. En el fondo se miran esas imágenes y hay gente que piensa que es que son pueblos salvajes, que es que esas gentes son así, que entra en su cultura. No sé si entrará o no. No sé si será cultura. No sé si me gusta. Y no porque me empalague la tostada bien tostada con mantequilla o no o mermelada o aceite mientras imagino las moscas que alejaron hace un momento del rostro del muerto. Es que hay veces que me parece que desde el primer mundo nos recreamos en los rasgos de bestialidad de lo que podamos pensar, inocentes de nosotros, que es el segundo o el tercero. Y decir: son así.

Dije en el anterior que iba a hablar del surrealismo, ¡no me dejan espacio! Con lo bien que me lo pensaba pasar haciendo propuestas electorales paralelas...
Pero huele a carroña, y hay demasiadas moscas.

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