Es sábado pasado, doña
Cospedal nos salió con una ocurrencia. De haberse tratado de alguna verbenera
retrechera correligionaria, fuera madrileña o valenciana, uno podría pensar que
a alguna doña se le habría calentado la boca. Pero dada la sujeto del comentario, no me cuadra la improvisa- ción. Miente,
trastoca, manipula y rige, pero no me parece que actúe a impulsos de una sangre
recalentada (aunque un rayo de hielo punzante no resulte sinónino de frialdad),
sino que, al contrario, conoce bien las técnicas del control y del miedo.
Las expresiones, que es
a lo que iba (los izquierdistas, ya ves, siempre fuimos más dispersos), se
referían a que ellos no gobernaban para agitadores
(incluyendo a los pesoítas –que no son los partidarios de Pessoa, ¡pobre
luso!-), sino que manifestaba gobernar, ¡¡¡¡literalmente!!!!, para la Mayoría
Silenciosa.
Frase para imprimir en
bronce o mármol sobre el reloj de Sol.
Esa expresión (mayooo...
ooríiiia..... si... len... ciosaaaa.... ¡ay!), que se acuñó en su tiempo con
tintes peyorativos, se convierte ahora en halago. La ternura hacia la mirada
callada de la oveja que acepta el sacrificio. Los divinos pastores. Me fuerza a
imaginar a la cabecera del cospedaliano lecho estampas de Murillo con cordero
leal o estrangulable pajarillo. Pero miento, y no debo. A su cabecera concibo
ideas, más que imágenes, bastante más cercanas al morbo religioso de los
tormentos de los círculos infernales descritos por el Dante para todo réprobo,
aliñados de involuntarias humedades.
Mayoría Silenciosa.
Claro que nadie se creyó nunca de político alguno (quiero creer) eso de
“gobernaré para todos los españoles por igual, sin excepciones”, pero aceptado
el hipérbaton, salirnos ahora con que el silencio es condición sine qua non,
resulta feroz.
Su nuevo slogan, más
claro o específico que nuevo, vendría a ser: “Yo gobierno. Tú te callas”. Todos
sin el pueblo y ni siquiera para el pueblo. Los años siguen su flashback y nos
hemos pasado un siglo más.
Y esto, al borde las
movilizaciones.
Aquellos para quienes
doña Muerte Cospedal NO gobierna saldremos a dejar claro que lo sabemos, que no
esperábamos más de su mezquindad, que no somos nada silenciosa aunque le duela
que en cierto aspecto seamos mayoría (véase encuestas) aun sin serlo en las
urnas.
Otra corriente, la que
pretende, y no siempre desde la derecha, esgrimir menos la porra y más la
eliminación, nos trata como “historia pasada”, nostálgica, y se centra
malévolamente en hablar de “lo que quedó de...” o de aniversario iluso.
Para los yanquis el
famoso “you’re history” equivale al valor de lo obsoleto, a la reducción al
olvido. Para esa civilización la historia huele a dinosaurio. Para mí, europeo
al fin por mucho que cuestione Europa, historia es Construcción.
Por eso, mañana saldré a
seguir construyendo como tantos, la Historia resistiendo la impaciencia.
No somos flor de un año.
Somos algo que (y esto a mucho, de muchas tendencias, les duele) ya resulta
Inevitable, quiéranlo o no.
No saldré a celebrar
nada. Saldré a seguir, a empezar si es posible, a dar un paso más. Y, doña
Cospedal, a mostrar mi derecho a la Voz.
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