viernes, 11 de mayo de 2012

"yo gobierno. tú te callas"... ¿seguro?


Es sábado pasado, doña Cospedal nos salió con una ocurrencia. De haberse tratado de alguna verbenera retrechera correligionaria, fuera madrileña o valenciana, uno podría pensar que a alguna doña se le habría calentado la boca. Pero dada la sujeto del comentario, no me cuadra la improvisa- ción. Miente, trastoca, manipula y rige, pero no me parece que actúe a impulsos de una sangre recalentada (aunque un rayo de hielo punzante no resulte sinónino de frialdad), sino que, al contrario, conoce bien las técnicas del control y del miedo.

Las expresiones, que es a lo que iba (los izquierdistas, ya ves, siempre fuimos más dispersos), se referían a que ellos no gobernaban para agitadores (incluyendo a los pesoítas –que no son los partidarios de Pessoa, ¡pobre luso!-), sino que manifestaba gobernar, ¡¡¡¡literalmente!!!!, para la Mayoría Silenciosa.
Frase para imprimir en bronce o mármol sobre el reloj de Sol.

Esa expresión (mayooo... ooríiiia..... si... len... ciosaaaa.... ¡ay!), que se acuñó en su tiempo con tintes peyorativos, se convierte ahora en halago. La ternura hacia la mirada callada de la oveja que acepta el sacrificio. Los divinos pastores. Me fuerza a imaginar a la cabecera del cospedaliano lecho estampas de Murillo con cordero leal o estrangulable pajarillo. Pero miento, y no debo. A su cabecera concibo ideas, más que imágenes, bastante más cercanas al morbo religioso de los tormentos de los círculos infernales descritos por el Dante para todo réprobo, aliñados de involuntarias humedades.

Mayoría Silenciosa. Claro que nadie se creyó nunca de político alguno (quiero creer) eso de “gobernaré para todos los españoles por igual, sin excepciones”, pero aceptado el hipérbaton, salirnos ahora con que el silencio es condición sine qua non, resulta feroz.

Su nuevo slogan, más claro o específico que nuevo, vendría a ser: “Yo gobierno. Tú te callas”. Todos sin el pueblo y ni siquiera para el pueblo. Los años siguen su flashback y nos hemos pasado un siglo más.
Y esto, al borde las movilizaciones.
Aquellos para quienes doña Muerte Cospedal NO gobierna saldremos a dejar claro que lo sabemos, que no esperábamos más de su mezquindad, que no somos nada silenciosa aunque le duela que en cierto aspecto seamos mayoría (véase encuestas) aun sin serlo en las urnas.
Otra corriente, la que pretende, y no siempre desde la derecha, esgrimir menos la porra y más la eliminación, nos trata como “historia pasada”, nostálgica, y se centra malévolamente en hablar de “lo que quedó de...” o de aniversario iluso.
Para los yanquis el famoso “you’re history” equivale al valor de lo obsoleto, a la reducción al olvido. Para esa civilización la historia huele a dinosaurio. Para mí, europeo al fin por mucho que cuestione Europa, historia es Construcción.

Por eso, mañana saldré a seguir construyendo como tantos, la Historia resistiendo la impaciencia.
No somos flor de un año. Somos algo que (y esto a mucho, de muchas tendencias, les duele) ya resulta Inevitable, quiéranlo o no.

No saldré a celebrar nada. Saldré a seguir, a empezar si es posible, a dar un paso más. Y, doña Cospedal, a mostrar mi derecho a la Voz.

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