lunes, 28 de mayo de 2012

bajos instintos


En el remoto caso de que hubiera una consecuen- cia peor para la política gubernamental que la propia política guberna- mental reflejada sobre el ciudadano, una de ellas sería la perturbación mental a la que podemos estar sometidos.
Por ejemplo, un propio no-jacobino puede ha- cerse jacobino en un tristrás. El llamamiento a la violencia, o lo que es peor, de la alegría ante la contemplación de la violencia, está a las puertas y a punto de constituirse en lugar común.
Porque, ¿no es cierto que oyendo determinadas declaraciones de miembros del actual gobierno la dimisión o la destitución parezcan casi indultos teniendo en cuenta el grado de desconsideración, de falta de respeto a los gobernados, de no ya prepotencia sino regocijo ante el carácter dictatorial de sus propias ideas? ¿No dan ganas de atizar una o dos hostias (dios no quiera que caigamos en la tentación antidemocrática pero tan tentadora) a más de uno, sólo por lo que se atreve a soltar por esa boca?

A algunos les molesta que se insulte a ese trapo llamado bandera. A mí me molesta mucho más el insulto sistemático a los ciudadanos. La bandera, al fin y al cabo, cosa que olvidan los que ponen el ejemplo de USA o de Francia por ejemplo, con respecto a las suyas, la impusieron por decreto en España, prohibiendo la anterior, los vencedores por las armas de una guerra fraticida, esa guerra y posguerra que hay gente que considera tan lejanas que ya no valen ni para hacer películas. En Francia o USA, pese a las disidencias, su bandera fue siempre esa, y la que la sustituyó en Francia la anterior tendría una cruz gamada, no colores distintos.
Eso sí, lo curioso es que se permita una manifestación en apoyo a una bandera que no muestran en su manifestación los mismos manifestantes a no ser cubierta de pollos obsoletos o svásticas, yugos, haces, flechas... ¿Para qué tenemos una ley de partidos? ¿Cuándo se va a prohibir que esos cafres, en mayor o menor número, puedan convocarse para irrumpir en nuestras calles?

Lo que se dice con respecto a la sanidad, la educación, el trabajo, la economía... va generando el rencor que induce a desear que ellos se vieran en la difícil situación que se ven tantos ciudadanos, o si no, mejor aún, a llevarles a bofetones a una casa donde viva alguien a quien han retirado el apoyo por dependencia, a esperar que cuando sus hijos enfermen no tengan la atención que necesitan ni pagando, que tengan que sacar a sus niños de los colegios por la vergüenza, expresada en el informe de UNICEF, de no poder pagarles el comedor.
O cosas peores. Esas que van generando el peor de los instintos: el odio. El que hace que uno quiera ver a un ser humano en la peor situación posible.

No sólo van a quitarnos el bienestar, nos van a quitar la decencia. Y eso no lo quiero para mí ni para nadie. Ni siquiera para ni contra ellos. 

lunes, 21 de mayo de 2012

el pico de la gaviota


Habrá que replantearse el significado de las siglas. Uno (bueno, supongo que más de uno) ya no sabe si esas dos pés que no son desde luego un guiño sobre un tal José, vienen a traducirse como Partido Popular o Pinocho Patético. Desde luego, Peor Podríaser no lo creo factible.

Cuando la derecha de cuño democrático a regañadientes logra la absoluta (suena a algo así como la condicional, pero es lo contrario porque los ciudadanos, ay pordiós, les han desatado sin condiciones), la gaviota es de temer. Cuando a la involución se aúna la inutilidad, los temblores se multiplican, y cuando la desconfianza que provoca la mentira sistemática viene a amalgamarse con todo lo anterior, ya es que se produce el baile de sanvito (¿corleone?: además).

Tanto es el pinochismo gubernamental, que la dire del cole, esa alemana de falso aspecto sonriente que más miedo da cuanto más sonríe, hace que el responsable (es un decir, porque no sé a quién se lo parece ya) se salte por obligación el vermú dominguero y la comida familiar para darse una vueltecita hasta Chicago, que es donde está ella –pásese por mi despacho, ese, el gallego de la penúltima fila-, para ponerle los cachetes colorados como a una heidi barbuda y fuera de lugar.
Tanto es, que ahora vienen los inspectores, como en el cole, para ver que es eso de las mentirijillas reiteradas y aumentadas con el escándalo, barrido como se ha podido debajo de la alfombra del estolo-hacetodoelmundo, relativo a que la herencia no estaba por ahí, sino en casita, y que los caseros mentían como bellacos (¿como qué más van a mentir?) guardándose las risitas en esas autonomías que sólo les gustan cuando se les hacen feudos.
¿Habrá ahora que comprar millones de banderitas americanas, alemanas y azulonas con estrellas? ¿Serán los almacenes de alquiler de disfraces suficientes para abastecer a todos los que tendremos que vestirnos de andaluces y ponernos en fila cantando para cuando vengan los supervisores, gordos y sanos, no para que nos den algo sino para que no se nos lleven las gallinas y el pollino, que es lo único que nos queda?

A la gaviota le duele el piquito, que crece y crece a cada mentira.
¡Soy una gaviota!, graznan chejovianamente Esperancita, la Valencia y los impecables Leones de Castilla mientras tachan el suma y sigue y luego se ríen picaruelas.
El cielo azul, azul como lo era la camisa de papá o del abuelito, se llena de nubes y el pescado escasea.

Todo escasea, lo malo es que el mar y el cielo son los nuestros, no son de su propiedad.
Están a punto de crecerles los enanos, pero es en nuestro circo.
Y ahora... ¿quién nos pilla confesados si Rouco dice que como le pongan el IBI se va a la mierda Cáritas?

viernes, 11 de mayo de 2012

"yo gobierno. tú te callas"... ¿seguro?


Es sábado pasado, doña Cospedal nos salió con una ocurrencia. De haberse tratado de alguna verbenera retrechera correligionaria, fuera madrileña o valenciana, uno podría pensar que a alguna doña se le habría calentado la boca. Pero dada la sujeto del comentario, no me cuadra la improvisa- ción. Miente, trastoca, manipula y rige, pero no me parece que actúe a impulsos de una sangre recalentada (aunque un rayo de hielo punzante no resulte sinónino de frialdad), sino que, al contrario, conoce bien las técnicas del control y del miedo.

Las expresiones, que es a lo que iba (los izquierdistas, ya ves, siempre fuimos más dispersos), se referían a que ellos no gobernaban para agitadores (incluyendo a los pesoítas –que no son los partidarios de Pessoa, ¡pobre luso!-), sino que manifestaba gobernar, ¡¡¡¡literalmente!!!!, para la Mayoría Silenciosa.
Frase para imprimir en bronce o mármol sobre el reloj de Sol.

Esa expresión (mayooo... ooríiiia..... si... len... ciosaaaa.... ¡ay!), que se acuñó en su tiempo con tintes peyorativos, se convierte ahora en halago. La ternura hacia la mirada callada de la oveja que acepta el sacrificio. Los divinos pastores. Me fuerza a imaginar a la cabecera del cospedaliano lecho estampas de Murillo con cordero leal o estrangulable pajarillo. Pero miento, y no debo. A su cabecera concibo ideas, más que imágenes, bastante más cercanas al morbo religioso de los tormentos de los círculos infernales descritos por el Dante para todo réprobo, aliñados de involuntarias humedades.

Mayoría Silenciosa. Claro que nadie se creyó nunca de político alguno (quiero creer) eso de “gobernaré para todos los españoles por igual, sin excepciones”, pero aceptado el hipérbaton, salirnos ahora con que el silencio es condición sine qua non, resulta feroz.

Su nuevo slogan, más claro o específico que nuevo, vendría a ser: “Yo gobierno. Tú te callas”. Todos sin el pueblo y ni siquiera para el pueblo. Los años siguen su flashback y nos hemos pasado un siglo más.
Y esto, al borde las movilizaciones.
Aquellos para quienes doña Muerte Cospedal NO gobierna saldremos a dejar claro que lo sabemos, que no esperábamos más de su mezquindad, que no somos nada silenciosa aunque le duela que en cierto aspecto seamos mayoría (véase encuestas) aun sin serlo en las urnas.
Otra corriente, la que pretende, y no siempre desde la derecha, esgrimir menos la porra y más la eliminación, nos trata como “historia pasada”, nostálgica, y se centra malévolamente en hablar de “lo que quedó de...” o de aniversario iluso.
Para los yanquis el famoso “you’re history” equivale al valor de lo obsoleto, a la reducción al olvido. Para esa civilización la historia huele a dinosaurio. Para mí, europeo al fin por mucho que cuestione Europa, historia es Construcción.

Por eso, mañana saldré a seguir construyendo como tantos, la Historia resistiendo la impaciencia.
No somos flor de un año. Somos algo que (y esto a mucho, de muchas tendencias, les duele) ya resulta Inevitable, quiéranlo o no.

No saldré a celebrar nada. Saldré a seguir, a empezar si es posible, a dar un paso más. Y, doña Cospedal, a mostrar mi derecho a la Voz.

viernes, 4 de mayo de 2012

ya lo voy pillando



Extrañado ante el bombardeo de medidas insensatas amén de retrógradas de este gobierno raroyfacha (extrañado ante el bombardeo, no ante la naturaleza de las medidas viniendo de donde vienen), me preguntaba cómo podía labrarse una sinrazón tan variada en tiempo récord. Y sobre todo, para qué. Creo que ya voy pillando el motivo, aunque no puede decirse que eso me tranquilice nada.
La táctica es diabólica amén de sencillísima, y no muy original.

A lo largo de los siglos ha sido calificada con diversos apelativos. Se tiene noticia de que en el siglo XIII, el abate Leperdu realizó el experimento de abofetear a una perdiz desde diversos ángulos para acabar concluyendo que era sencillísimo marearla.
Se dice que Parámines de Éfeso, bastantes siglos antes, aturdía a sus discípulos con tantos, tan numerosos y tan contradictorios argumentos, que todos concluían que no había posibilidad de competir con el maestro en rapidez de asimilación, considerándosele así como incontestable.
En la Inglaterra de la Restauración, el preso sospechoso de espionaje era interrogado por dieciséis jueces a un tiempo para que no le diera tiempo a contestar, siendo tomada su vacilación y despiste por culpabilidad contradictoria.
En el gimnasio de Vallecas al que asistía Poli Díaz disuadían a los púgiles sin futuro dándoselas todas juntas durante el periodo de entrenamiento.
La expresión “Te llueven por todos lados” se basa en la tortura de arrojar cubos de agua con una continuidad inusitada y sin saber de qué balcón proviene.
Una somanta es que varíos se líen a palos con la víctima, indefensa y cegada debajo de una manta (esta me parece que hasta es verdad).

En fin, que la variante aplicada por el gobierno español actual viene a significar tal chaparrón de granizada malévola que es incontestable: sólo queda taparse con el brazo lo mejor posible y permanecer en postura fetal sin oportunidad de defenderse, dada la cantidad inusitada de ataques.
La “curva de indefensión”, que viene definida por las constantes de la relación hostia/periodo de tiempo, llegando a cierto grado provoca sólo el lloriqueo indiscriminado (a menudo acompañado de mucosidad) de la víctima, con lo que la protesta se transforma en balbuceo. Y cuando esto último sucede, el poder se toma un respiro, pero no por ello deja de maquinar.
Tanto se han esforzado, que nuestro presidente ha prometido que todos los viernes, jornada de consejo de ministros, habrá nuevas y sorprendentes medidas. Todos los viernes. Con motivo o sin él. Si no se da para más, ya se pensará en algo. Aunque haya que tomar medidas como aquellas que propugnaba el nuevo dictador en el Bananas de Woody Allen: “A partir de mañana el idioma oficial será el sueco y será obligatorio llevar los calzoncillos por encima de los pantalones”. También Esperancita, esa niña perversa, (o la señá Esperanza, perdón por no atender a su retrechero casticismo), ha prometido que va a dedicar sus propios viernes a eso mismo. Todos los del año, también.
Estos opusdeístas están obsesionados con la cuaresma. Los viernes les da un arrebato que agárrate los machos (o lo que tengas a mano, que poco nos va a quedar para agarrar).

Mientras, Botín está contentísimo con la gestión gubernamental. ¿Esto no os dice nada?