jueves, 3 de agosto de 2017

atado y bien atado

Comienzan las vacaciones, y es lógico que un presidente responsable, antes de entregarse a su auténtica afición –no las comparecencias, no las negociaciones, no las largas sesiones que le hacen verse cuestionado, sino el power-walking, lo deje todo atado y bien atado.
Hay que tener en cuenta la línea sucesoria. Hay que tener en cuenta de dónde viene nuestro presidente. Hay que tener en cuenta –también- de dónde viene nuestra monarquía, que fue el motivo de la famosa frase “ATADO Y BIEN ATADO” de aquel señor que mientras unos piensan que no existió otros se empeñan en poner en alto, volverle a hacer dominar el pazo y el valle con la cruz, y que lo lograrán si no lo remedia sabe dios o no dios qué. Un señor tan modesto y tan culto, que se inventó el bonito cargo de “generalísimo”, que si lo comparas con formas paralelas como “presidentísimo” o “gobernadorísimo” demuestran directamente lo ridículo y cruel de su planteamiento.
Ojo. Que lo ridículo no nos oculte nunca lo cruel. Es tentador apuntarse a la risa donde tantos sufrieron bonitas experiencias como la extirpación de los genitales o las astillas debajo de las uñas.
Esto es parte de la memoria histórica, no sólo las tumbas. En el mismo lugar donde nuestra presidenta autonómica (yo soy de Madrid) se salta alegremente las vacaciones dando ejemplo de canícula espartana, se llevaban a cabo torturas ad libitum (que son las torturas más jodías, porque la imaginación del torturador suele ser amplia, por desgracia) del régimen que ataba y bienataba, ese de donde vienen los de ahora. Presidencia autonómica, relojito de las uvas: Dirección General de Seguridad por la que pasé hasta yo, liberado por mor de mi inocencia y de mi edad, gracias al cielo.
Lástima que ese infierno que tanto predicaban sus moradores puede que no existiera. Ojalá sí existiera, de algún modo, para ellos.
Atado y bien atado. ¿Quién no tiene derecho a vacaciones? No seré yo quien lo cuestione. Un presidente de gobierno, incluso uno incompetente, trabaja mucho más que el taxista que suele apuntar a que no trabaja ninguno de los individuos que dedican su jornada a la política. Eso es así.
Cuestiono el modo, el día antes. La forma de hacer el lazo del paquete que queda atado y bien atado. La demostración, donde sólo faltó música triunfal, de que el poder judicial es una esterilla al servicio del gobierno, como lo hace el tener mayoría concertada en el congreso. A la mierda los poderes. No te esfuerces, Montesquieu, ya no vale de nada.
Y allí, la despedida hasta septiembre con sus cifras orgullosas de tener un país de camareros en lugar de una república de científicos, la trompetería altanera del empleo precario, la grandeza de un país que sirve al ocio de los demás países como principal valor, no como adorno añadido.
Queda de guardia esa televisión que podríamos seguir llamando el parte, como en los tiempos del que atara y bien atara. No ya las estatales, a la espera de la renovación, ojalá sí, sino otros muchos medios afines al régimen. A este otro régimen. La noticia destacada, a la espera de incendios, asesinatos de género o accidentes de tráfico, es la de que en agosto hace calor, que el turismo sube –da igual de qué modo suba o cómo nos afecte-, que la gente se va de vacaciones… El eterno rifirrafe catalán, decreto tontuna va, constitucional te meto… E igual que los estadounidenses de los tiempos remotos justificaban su forma de gobierno impulsando las cazas de brujas, se prepara el rapapolvo por medio de esa nueva guerra fría que aprovecha la injusticia de un régimen para demonizar a lo que huela a lo mismo aunque de lejos. Hablo de Venezuela, claro.
Que el régimen soviético y sus satélites fueran injustos no hicieron justos ni al senador Mac Carthy ni a los artífices de la eliminación del libre pensamiento en un lado o en otro. El aprovechamiento de la injusticia no viene a ser sino una forma más de rapiña. El descaro con que se destaca un estado inaceptable de gobierno como si fuera una excepción en el mundo, sin volver la vista a otros, no solo suena a conveniencia sino a utilización. Todo, porque se pretende que ciertos elementos de izquierdas se vean salpicados en nuestro país. Si no, allí podrían pudrirse los oriundos, me temo.
Aquí queda todo atado y bien atado. Silenciada la justicia, la prensa, los medios… hasta casi el congreso.
Pero propongo que hoy dejemos a un lado de la cama ese paquete atado y bien atado. También nosotros merecemos descansar.  



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