¿Y si nos paramos a
pensar que los maniacos de la privatización son el último escalón de lo
público?
Ni su puta prepotencia
ni su chapucera gestión existirían si no fuera porque son un ente público, más
bochornoso aún que la actual radiotelevisiónespañola. Ellos, que no podrían
vivir del cuento y del soborno, y del fascismo, y de un autoritarismo
vergonzante, si no fuera porque las instituciones son “lo público”, pretenden
seguir con la manía de arrasar el resto de “lo” público.
Acabarán siendo lo único
público, nos chuparán la sangre, el bolsillo y la dignidad mientras todo lo
demás pasa al mejor postor. Ellos no. Porque nadie les compraría.
Pero ellos, según las
normas de la democracia que han pervertido, esa por la que tanta gente se dejó
algo más que la vida (sí, queridos, hay cosas más caras, no mentía esa canción
que hablaba de que en varias circunstancias “la vida no vale nada”), son lo
público. Lo único público que acabará quedando. Esa parcela es intocable. ¿Bajo
qué principio, si pensáramos como ellos?
¿Por qué no os
privatizais vosotros? ¿Porque no habría un puto loco que quisiera adquiriros?
¿Qué empresa privada,
basada nada más que en la eficacia y el beneficio, aunque fuera completamente
insensible con el personal a su cargo, tendría al frente de su consejo de
administración a una cateta inepta, despiadada, ineficaz e impopular como la
señora de Aznar (¿hubiera llegado a algo en la política si no fuera por ser
“señora de...”?, ¡qué vergüenza para los que creemos en los valores de las
mujeres que valen!) ¿Quién seguiría sosteniendo su añoranza por la Mamá Basura
de los Fragel? ¿Quién aguantaría sus paralelismos fruteros de peras y manzanas,
sus “el único culpable es el barco”, sus veleidades olímpicas, su jeta, en fin,
su trampa de ir “segunda” de un Ruiz Gallardón tan fascista como ella pero un
poco más leído (que no más culto: la cultura es cómo asimilas lo que aprendes,
no la cantidad de lo aprendido... coño, qué frase tan estupenda me ha quedado,
pero qué aplicable al cachorro del fascismo franquista), sin disculpar la
ceguera de quienes votaron una lista donde su maldito, maldito por siempre
nombre, yo que creo en la maldición de la palabra, era evidente y legible para
quien votó a ese partido cuya base es venir de ganar una guerra civil en los
años de maricastaña, ese dato que se empeñan en que olvidemos apelando a una
falsa intención de eso que llaman (jodidos lugares comunes pobres, muy pobres)
“pasar página” pero sin pagar ni un pelito de lo que hicieron (¡y hay que
joderse con lo que hicieron, madre mía!).
Si sois honrados, que no
lo sois ni por el forro, panda de gentuzas, ni siquiera con lo que se podría
llamar vuestros principios, privatizad los ayuntamientos, privatizad las
comunidades, privatizad el Estado.
Y cuando os dejen fuera
del negocio, privatizaos vosotros. Empezad por intentar privatizar (sinónimo de
vender al mejor postor, o sea, subastar según posteriores beneficios) esa
inteligencia que no poseéis, y luego privatizad vuestro culo, vuestro coño o
vuestras muelas, a ver si alguien quiere hacer algo con ellos (yo, que no
simpatizaba con el marqués de Sade, estoy empezando a comprenderlo).
No hay comentarios:
Publicar un comentario