domingo, 21 de julio de 2013

acampada vodafone


Basta que sea verano (la estación ideal para perpetrar todo tipo de putadas contra los ciudadanos ausentes por vacaciones o amodorrados) y que uno se vaya un mes de Madrid (ni siquiera de vacaciones) para encontrarse a la vuelta con atrocidades sin sentido. Ni siquiera el llamado común. Y, eso se da por descontado, sin que los responsables, por decir algo, se sientan ni siquiera mínimamente sonrojados.
Me enteré en el Metro (uno de mis círculos dantescos del infierno -aunque no el más profundo ni el peor-, como algunos/as sabéis por este mismo blog. Leo que hasta mediados de septiembre, y por el bien de todo aquel que piense equivocadamente que le joden, se cierra el servicio en un tramo de línea 1 entre Bilbao y.... ¡Vodafone Sol! (Vodafone con logo y todo).

VODAFONE SOL: Nuevo nombre del kilómetro cero de España (hasta que se nos vayan los catalanes y haya que correrlo un poco hacia el sudoeste), centro de la represión franquista concretado en la DGS (nombre terrible para los que corrimos el riesgo de estar allí más de una noche), centro también de la hermosa protesta ciudadana hace nada, y que siga. Donde las campanadas, que ya no serán desde el Reloj de Gobernación, ni del Reloj de la Comunidad, sino desde el Reloj Vodafone.

¿Qué es lo siguiente? ¿Torre Eiffel-Lacoste? ¿Big Ben Burberry’s? ¿Puerta de Oscar Bradenburgo Mayer?
Nos espera un futuro de calles Alcalá Bankia y Gran Vía de los Grandes Zara. La glorieta (varias) Mercadona con el Callejón Hacendado al ladito, sigan o no bajando cada día de calidad los productos de esta nomarca.
¡Oh Museo Wolksvagen-Prado! Modesto CDN Dúrex...
Si hay que bajarse los pantalones hasta ahí para sobrevivir y que Micralax nos dé por donde anuncia antes de darnos su apellido, tendremos que aguantar.
Me consolaré pensando que varias de mis admiradas campeonas europeas de basket (y esto no es ironía, que bien que las admiro y respeto) militan o militaron en un Club con nombre tan chusco como Perfumerías Avenida, que están en Valladolid y sponsorizan a las campeonas de liga. Como si hay que llevar carteles anunciadores y alusivos.

Lo menos que puede rogarse en compensación es que algún gobierno de este bendito país, uno de esos amantes del surrealismo (involuntariamente) y la boina (muy voluntariamente) que suspira por la implantación del capitalismo feroz, mire a sus amigos catetos de USA y adopte al menos una ley de sponsorajes, patrocinadores, mecenas o médicis de guardia, como se quiera llamar que nos permita...

¡Ah, no! Perdón a todos/as. Iba a decir sobrevivir. Yo no deseo sobrevivir. No estoy aquí para semejante tontería. Pretendo hacer bien mi trabajo hasta que se parezca al Arte y que quien lo comparta lo disfrute tanto como el pan de cada día o el carpaccio, que hay productos para todos los gustos.
Trataré de no crujir si escucho que un insecticida fabricado para matar abejonejos aparece junto al nombre de Hamlet, y estaría orgulloso de que Barrocamiento se ofreciera por cortesía de Mercerías Martínez, Kilt Corporation España o quien lo desee. Y si más participan, mejor, porque encima desgravarían de verdad, no de modo simbólico.

Para eso hace falta una puta, asquerosa, denigrante, capitalista, paternalista, facha y Necesaria ley de Mecenazgo que sea suficientemente generosa, digna y racional. Hace falta para sustituir a la justicia que tanto tardamos en conquistar. Pero en fin, en las derrotas se negocia.

No creo que venga una ley así, o al menos una honrada. Cuando se odia la cultura y se pretende acabar con ella, no se ponen paños calientes.
Lo mismo nunca existen Jamones Fuenteovejuna ni Lear Santander.

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