Comienzan las
vacaciones, y es lógico que un presidente responsable, antes de entregarse a su
auténtica afición –no las comparecencias, no las negociaciones, no las largas
sesiones que le hacen verse cuestionado, sino el power-walking,
lo deje todo atado y bien atado.
Hay que tener en cuenta
la línea sucesoria. Hay que tener en cuenta de dónde viene nuestro presidente.
Hay que tener en cuenta –también- de dónde viene nuestra monarquía, que fue el
motivo de la famosa frase “ATADO Y BIEN ATADO” de aquel señor que mientras unos
piensan que no existió otros se empeñan en poner en alto, volverle a hacer
dominar el pazo y el valle con la cruz, y que lo lograrán si no lo remedia sabe
dios o no dios qué. Un señor tan modesto y tan culto, que se inventó el bonito
cargo de “generalísimo”, que si lo comparas con formas paralelas como
“presidentísimo” o “gobernadorísimo” demuestran directamente lo ridículo y
cruel de su planteamiento.
Ojo. Que lo ridículo no
nos oculte nunca lo cruel. Es tentador apuntarse a la risa donde tantos
sufrieron bonitas experiencias como la extirpación de los genitales o las
astillas debajo de las uñas.
Esto es parte de la
memoria histórica, no sólo las tumbas. En el mismo lugar donde nuestra
presidenta autonómica (yo soy de Madrid) se salta alegremente las vacaciones
dando ejemplo de canícula espartana, se llevaban a cabo torturas ad libitum
(que son las torturas más jodías, porque la imaginación del torturador suele
ser amplia, por desgracia) del régimen que ataba y bienataba, ese de donde
vienen los de ahora. Presidencia autonómica, relojito de las uvas: Dirección
General de Seguridad por la que pasé hasta yo, liberado por mor de mi inocencia
y de mi edad, gracias al cielo.
Lástima que ese infierno
que tanto predicaban sus moradores puede que no existiera. Ojalá sí existiera,
de algún modo, para ellos.
Atado y bien atado.
¿Quién no tiene derecho a vacaciones? No seré yo quien lo cuestione. Un
presidente de gobierno, incluso uno incompetente, trabaja mucho más que el
taxista que suele apuntar a que no trabaja ninguno de los individuos que
dedican su jornada a la política. Eso es así.
Cuestiono el modo, el
día antes. La forma de hacer el lazo del paquete que queda atado y bien atado.
La demostración, donde sólo faltó música triunfal, de que el poder judicial es
una esterilla al servicio del gobierno, como lo hace el tener mayoría
concertada en el congreso. A la mierda los poderes. No te esfuerces,
Montesquieu, ya no vale de nada.
Y allí, la despedida
hasta septiembre con sus cifras orgullosas de tener un país de camareros en
lugar de una república de científicos, la trompetería altanera del empleo
precario, la grandeza de un país que sirve al ocio de los demás países como
principal valor, no como adorno añadido.
Queda de guardia esa
televisión que podríamos seguir llamando el parte, como en los tiempos del que
atara y bien atara. No ya las estatales, a la espera de la renovación, ojalá
sí, sino otros muchos medios afines al régimen. A este otro régimen. La noticia
destacada, a la espera de incendios, asesinatos de género o accidentes de
tráfico, es la de que en agosto hace calor, que el turismo sube –da igual de
qué modo suba o cómo nos afecte-, que la gente se va de vacaciones… El eterno
rifirrafe catalán, decreto tontuna va, constitucional te meto… E igual que los
estadounidenses de los tiempos remotos justificaban su forma de gobierno
impulsando las cazas de brujas, se prepara el rapapolvo por medio de esa nueva
guerra fría que aprovecha la injusticia de un régimen para demonizar a lo que
huela a lo mismo aunque de lejos. Hablo de Venezuela, claro.
Que el régimen soviético
y sus satélites fueran injustos no hicieron justos ni al senador Mac Carthy ni a los artífices de la eliminación
del libre pensamiento en un lado o en otro. El aprovechamiento de la injusticia
no viene a ser sino una forma más de rapiña. El descaro con que se destaca un
estado inaceptable de gobierno como si fuera una excepción en el mundo, sin
volver la vista a otros, no solo suena a conveniencia sino a utilización. Todo,
porque se pretende que ciertos elementos de izquierdas se vean salpicados en
nuestro país. Si no, allí podrían pudrirse los oriundos, me temo.
Aquí queda todo atado y
bien atado. Silenciada la justicia, la prensa, los medios… hasta casi el
congreso.
Pero propongo que hoy
dejemos a un lado de la cama ese paquete atado y bien atado. También nosotros
merecemos descansar.