¿Quiero yo que España
sea un estado?
Si me lo sometieran a
consulta, no sé ni qué podría decir.
¿Qué es un estado?
¿Tiene que ver con aquello que estudié de sólido, líquido o gaseoso?
¿Son los estados, por
serlo, enemigos naturales de otros estados?
¿Pueden los estados
hijos ir a visitar a los estados padres por navidades?
¿Vendría Cataluña, con
lo grande que es, a vernos dentro de unos años y traernos de recuerdo navideño
un caganet?
¿No vendría?
¿Esperaríamos una felicitación que nunca llega? ¿Mandaría un email? ¿En qué
idioma?
¿Llegará el día en que
España solicite integrarse en Catalunya?
A lo mejor, si España no
fuera un estado no tendría que tener un gobierno que da vergüenza, porque al no ser estado no tendría gobierno.
Eso sería una ventaja.
No me he hecho
anarquista. Siempre he desconfiado del anarquismo, le noto un lejano tufo a... pero
esa es otra historia.
Si se quiere hablar en
serio, creo que España es una federación natural. Nada que ver con UPyD. Lo de
los Reyes Católicos nunca llegó a cuajar, y si cuajó fue sólo mientras se era
un Imperio. Los imperios tragan con carros y carretas, si no nunca hubieran
tragado los neoyorkinos a los californianos. Así que no abogo por esa innatural
unidad de España, ni tampoco, en el otro extremo, por los chantajes
territoriales que buscan más ampliar fondos y excepciones que el buscar la
independencia, aunque muchos de sus paisanos se engañen.
Creo que las regiones,
estados, naciones o lo que coño sean, cuando se quieran ir deben irse, y que
esa Europa que nos jode a todos les bendiga. Bendito, pues, poder de decisión y
derecho a ejercerla.
Yo nunca he querido en
casa a alguien que no quisiera vivir en ella. El divorcio no supone la
separación a hachazos. Creo firmemente en eso del mutuo acuerdo. Y si no era
mutuo, de todos modos, respeto a los que cogían la maleta y daban la espalda al
antiguo portal para siempre. Ahí te quedas, y la vida es así. Día a día.
Sin rencores. Espero.
España es un estado,
dicen. ¿Más estado que otros?
Hay quien se ofende,
aunque sea en privado (que las pullas no vienen en público en el facebook),
cuando criticas el anuncio de campofrío, cuando detectas que te suena a manolo
escobar disfrazado de moderno.
¿Reinvindicación de
nosotros y todo ese tipo de cosas? Siempre. Pero reitero que no somos la
siesta, ni las cañas, ni los toros, aunque yo no pretenda ir de abstemio y
piense que los ratos de relajo hacen que trabajes después mucho mejor. Viva
todo eso, y la alegría y la puta que lo parió.
Pero que nadie se
confunda: no es el cocido y la paella lo que me hace pensar que este país es
muy particular. Es su enorme creatividad. Su resistencia ante la adversidad.
Sus cojones en los momentos en que es tan fácil tirar la toalla. Su calidad que
ha estado demasiado adornada de complejos (entre ellos que lo nuestro era la
siesta y el pescaíto frito por rico que esté) para darnos cuenta del enorme
nivel de nuestros profesionales, ese que nos estamos jugando si permitimos que
el gobierno decrete “que inventen otros” y “que creen otros” y “que imagine
nadie”.
Y que todo el mundo
pueda crear y creer, y crecer, en su estado, sea eso lo que sea, se separe o no
de quien no quiere, y ser, con mayúsculas, DIGNO.
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