domingo, 15 de noviembre de 2015

dios, deja de matar de una puta vez


Dios sería inofensivo si fuese sólo un concepto naïf.
Si sirviera, ojalá, y alguno como yo lo ha utilizado para ello, para poder dormirnos por las noches. Rezarle y solicitar su protección, diluida y confortante. Para creer que hay algo puro más allá o más acá, actúe o no, pero amistoso al fin.
Dios, disfrazado de sus asesinos de mierda sin ningún valor y sin ningún argumento de valor más allá de la pura vanidad, ha actuado de nuevo. Esta vez ha sido en Francia. Podría haber sido en Barcelona, en Florencia o en Munich. Donde pienses que pueda, podrá ser, y tal vez lo acabará por ser en un futuro próximo.
Hay víctimas -y dios, ese dios asesino me libre de cuestionar a las víctimas-, que piden una oración por Francia, "pray for france". Lo entiendo, pero no quiero oraciones.
No quiero más muertes en el nombre de Dios. Ni uno ni otro. Tampoco más perdones.
No quiero, lo siento, lo digo por fin, después de tantos años, ningún dios, si para lo que vale es para esto.
A la mierda, a la mierda ese dios y los dioses si sirven de pretexto para matar a la criatura más torpe, tonta, ruin, frívola o cicatera que se haya arrastrado, como todos, por la faz de la tierra, pero se sirve de esa idea para asesinarla sin ninguna razón que no sea más que "porque estaba allí, porque vivía donde a mí no me gusta, y todo vale; porque no lleva mis símbolos, o si los lleva estaba en el lugar equivocado en el día equivocado, ese día precioso de la ira donde mataré para mayor gloria de dios, de mi polla -ya que nunca miré en las mujeres más que su capacidad para ser madres o putas- y de mi estirpe"
No quiero oraciones.
No quiero oír hablar más de dios ni de dioses, unos u otros.
Se acabó para mí el argumento de la creencia equivocada: quiero decir, sencillamente, que la palabra dios para mí acaba de ponerse a la lista de los pretextos más imbéciles y sangrientos de la historia. Y tampoco pienso aceptar que se acepte al dios bueno contra el dios malo. A la mierda las oraciones.
Lo siento, papa Francisco, buena persona casi con toda seguridad, u otras buenas personas distintas a ti que piensan en espíritus supremos. No más. No más idioteces, no más dioses ni creencias estúpidas, no más asesinatos en nombre de algo que te vale solamente de pretexto para matar lo que odias, ¡Ten los cojones de matarnos diciendo que nos odias por nosotros mismos, con tus propios complejos, por tus propias creencias si es preciso, pero nunca más porque alguien ahí, más allá de los gravitones y de las cuerdas, te ha mandado matar: y matar es lo que, precisamente, estás deseando hacer. ¿Casualidad? ¡Puto asesino! ¡Dejad de hablar de dios o de los dioses!


miércoles, 11 de noviembre de 2015

¿qué es eso de "todos los españoles"?

Se oyen voces preocupantes en los informativos. Los angelotes (que no llegan a categoría de ángeles apocalípticos pese a su vocación de serlo), abren los sellos y enarbolan sus trompetas. Proclaman el enorme agravio lanzado por los serafines con barretina y subrayan que la afrenta salpica a eso tan poco justo y tan nunca acertado que suponen como "todos los españoles".
O no soy español, que lo soy, o mienten, porque yo no quiero aceptar que me coloquen en la categoría que traza la raya entre buenos españoles o nacionalistas y sus respectivos cómplices pulgosos. No es una afrenta contra "todos los españoles" por el simple hecho de que yo no admito que ningún imbécil diga que habla por mí cuando habla de todos los españoles. Soy español y no me sale de las narices sentirme mentado como uno más por esos mindundis de mierda, así que no se les ocurra meterme a mí ni a muchos otros en sus putas filas. Cámbienlo, si se les antoja y mienten, por "casi todos los españoles", por favor. Nunca "todos".

Dicen que desde el Parlament no nos van a dejar vivir. Cuando se habla de "tooooodos los españoles" para defendernos de sus maldades institucionales no sé por qué piensan que tengo que sentirme, yo y todos los demás, vivamos en Vicálvaro o Tudela, identificados con los perjudicados sine qua non por dicha declaración de independencia, se geste o no, sólo porque lo proclamen casi por decreto los garrulitos que están cogiendo la moda de identificar, literalmente -lo malo es que es literal y no un invento mío- la declaración unilateral catalana con el 23-F. Lo he oído. Lo he oído repetido, y encima repetido por periodistas tras cuya careta se insinúa el careto orejudo de un -por ejemplo- Ariasnavarro anunciando lloroso la muerte del imperdonable. Que los fachas no pretendan meterme en sus filas, no, eso no.

Ello no quita que reitere, como ya hice, que a mí el nacionalismo me resulta garrulo y hasta cateto. Pero no me siento atacado. Vuelvo a decir que quien quiere irse debe irse, como en un matrimonio con desavenencias, y además no estoy muy seguro de eso que se repite con respecto a que una secesión sería perjudicial para Cataluña y España. Para Cataluña, no lo sé. Para España creo que sería beneficioso que se separaran de nosotros. Al fin y al cabo es mucho más difícil trabajar en su tierra siendo español que nosotros en la suya si no somos catalanes. Y si fuera verdad, que creo que no, que subvencionan económicamente a otras comunidades, no sé si esas comunidades están contentas con que se les restriegue que se les ayuda en su supuesta pobreza, como a unos santos inocentes, haciéndoles continuamente de menos, llamándoles vagos cuando no lo son, y vendiéndose como superiores cuando no han podido nunca, pese a su despliegue de propaganda, demostrarlo.

Por encima de todo eso, creo en el derecho a decidir, creo que deben tomar una decisión u otra. Y creo que no tenemos el derecho de identificarlos con golpistas o traidores. Y reclamo el derecho de que quien lo haga no me incluya en su discurso hablando de "todos los españoles". Aunque ya tenga gana de que "ellos" sean otro país para que no acaparen todo el tiempo y nos dejen el suficiente para poder hablar del nuestro.